A 26 años del Caracazo
El pueblo sigue firme con la Revolución Bolivariana
 Al conmemorarse hoy 26 años de los hechos iniciados el 27 de febrero de 1989, conocido como El Caracazo, los marginados bajaron a los centros, los invisibilizados de siempre se hicieron protagonistas, se quebró la burbuja de pasividad en la que habían sumergido a todo un aguerrido pueblo y nuestra historia se partió en dos, para nunca volver atrás.
El 16 de febrero de 1989, el gobierno de Carlos Andrés Pérez, presenta ante el país un programa de ajustes macroeconómicos, llamado popularmente “paquete económico”, que comprendía decisiones sobre política cambiaria, deuda externa, comercio exterior, sistema financiero, política fiscal, servicios públicos y política social, que significaron para la población venezolano un drástico golpe de timón impuesto por el FMI.
Según cifras oficiales emanadas por el gobierno de CAP, los sucesos de febrero y marzo de 1989 dejaron un saldo de 276 muertos, numerosos lesionados, desaparecidos y cuantiosas pérdidas materiales, a consecuencia de la activación del Plan Ávila, que permitió usar las armas de guerra para contener las manifestaciones.
Al hacer referencia a los índices de pobreza en el país, a partir de 1970 habían crecido de manera alarmante; la fuerza laboral campesina se redujo a 0% y en sólo tres años, 600 mil personas emigraron a las ciudades; los trabajadores informales aumentaron de 34,5%, en 1980, a 53%, en 1999.
La clase obrera industrial, en la década de los setenta, disminuyó ante la privatización parcial o total de sectores como las telecomunicaciones, los puertos, el petróleo, el acero y las líneas aéreas y se redujo el tamaño de la fuerza laboral en sitios estratégicos.
El Caracazo constituye el punto de quiebre de la democracia representativa, el despertar colectivo de conciencia de un pueblo que se ubica a sí mismo como el sujeto protagónico de su propia historia, también constituye un parto doloroso de una nueva etapa en nuestra lucha por la emancipación patria.
Queda sentado con ese acontecimiento de nuestra impronta histórica, nunca más el pueblo volvería a ser el mismo, desde ese día se abrieron los grandes senderos de una huella imborrable en la búsqueda de su estabilidad económica y social, y la suprema felicidad, como lo materializó nuestro Comandante Eterno, Hugo Chávez Frías.
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